Una vez tengamos toda la información sobre las materias primas y clasificados los alérgenos alimentarios, hay que examinar todas las fórmulas y recetas que se elaboran en la industria para identificar aquellas que contengan sustancias alergénicas.
El siguiente paso es actualizar las fichas técnicas de nuestros productos, donde se deben actualizar las listas de ingredientes y marcar los alérgenos que contengan cada uno de ellos. Se debe evaluar la posibilidad de eliminar o sustituir por otros que no lo sean los ingredientes alérgenos, lo cual simplifica la gestión.
Es importante tener presente en la formulación si en el proceso de elaboración de un producto puede resultar afectado por contaminación cruzada con otro producto, en el caso que no pueda evitarse se ha de declarar la sustancia alergénica en la etiqueta y en la ficha técnica.
Para nuevas fórmulas o recetas podemos actuar desde el principio con la selección de ingredientes no alergénicos, siempre que exista la posibilidad. Esta medida tan sencilla facilita enormemente la gestión de alérgenos, eliminando también el riesgo de contaminación cruzada a otros productos elaborados.
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